Roger Federer derrotó a Rafael Nadal en cinco sets y, a los 35 años, alcanzó su título de Grand Slam número 18





Se ha denominado la final ‘vintage’ o ‘regreso al futuro’. Y es que Roger Federer y Rafa Nadal, dos de las mayores leyendas de la historia del tenis y que han protagonizado una mediática e increíble rivalidad a lo largo de los años, vuelven a verse las caras cuando nadie les esperaba. Hacía 6 temporadas que no se encontraban en una final de Grand Slam.

En Australia han reverdecido viejos laureles y lucharán de nuevo cara a cara y mostrando sobre la pista esa marcadísima contraposición de estilos que tan atractivo ha hecho a este duelo desde sus inicios.

TEN AUSTRALIA

Imposible no retrotraerse, dentro de esta maravillosa pugna entre Federer y Nadal, a 2009 y aquella famosísima final en la que el español ganaba su primer y único hasta la fecha Australian Open y Federer rompía a llorar en la entrega de premios, símbolo del final de un dominio. Nadal había alcanzado en esa final ante el suizo el cénit de su dominancia sobre Federer al que había anulado el año anterior en Roland Garros y al que le había despojado de su cetro de Wimbledon.

La rivalidad entre ambos no fue la misma después de ello. Decayó enormemente, derivada entre otras razones, por la presencia de Novak Djokovic que se erigió en el nuevo archienemigo de Nadal y Federer. Tan solo una final más de Grand Slam pudieron jugar hasta el día de hoy, la de Roland Garros 2011.

Es por ello y por la acusada ausencia que ambos han sufrido en 2016, que esta nueva final, este nuevo choque, ha generado una expectación tremenda.

A modo de un delicioso ‘remember’, Rafa y Roger, Roger y Rafa, se jugarán el primer Grand Slam de la temporada en la Rod Laver Arena de Melbourne ante la sorprendente ausencia de Djokovic y Murray, aquellos que estaban poco menos que invitados a ese último partido pero que han sucumbido antes de tiempo.

La primera vez que Nadal y Federer se enfrentaron en la final de un Grand Slam fue en París. «Rafa» era un joven prodigio de 19 años, que en 2005 había iniciado en el puesto 50 del ranking ATP y finalizó como escolta de Federer, número 1 desde febrero de 2004.

A pesar de su corta edad, el español salió a jugar aquella final en 2006 como defensor del título de Roland Garros y con el antecedente de haber vencido al suizo en sus tres duelos previos de ese año -en las finales de Dubai, Montecarlo y Roma-.

La historia de ambos es parecida. Muchos dudaron, incluso ellos, de ver a uno u otro engordando el palmarés de 14 y 17 títulos de ‘Grand Slam’. Las lesiones, la aparición de buenas promesas, la dictadura de Novak Djokovic o el paso al frente de Andy Murray habían despachado de las quinielas a dos leyendas aún en activo.

Los dos mejores tenistas del mundo, el escocés y el serbio, cayeron en Australia en cuarta y segunda ronda, donde afianzaban su paso Nadal y Federer. El mayor clásico del tenis moderno fue tomando forma hasta hacerse realidad. «Hace unos meses estábamos para jugar partidos benéficos», así han resumido ambos su sentir.

Nadal tuvo que cortar su pasada temporada tras el esfuerzo por no fallar de nuevo a la cita olímpica. La lesión de muñeca que le hizo retirarse de Roland Garros cortó su gran progresión pero no le impidió estar, y a gran nivel, en Río de Janeiro. Después, el de Manacor aguantó hasta octubre.

Tras Shanghai Nadal puso fin a su temporada para recuperarse físicamente al 100%. Pese a tratarse del inicio del curso, el segundo torneo del calendario oficial, Nadal ha demostrado que no perdió el tiempo. Las victorias ante Gael Monfils, Alexander Zverev, Milos Raonic y Grigor Dimitrov enseñaron a un Nadal renovado.

El balear ha sabido sufrir y defenderse, pero también atacar con una derecha que funciona como debe en un tenista que buscar volver a codearse con los mejores. En Australia sin duda lo ha conseguido, volviendo a pelear por un ‘grande’ más de dos años después, cuando ganó su último título en París.

En el lado contrario, su amigo Federer, con el que hace tres meses inauguraba la Rafa Nadal Academy en medio de ‘batallitas’ soñadoras con volver a estar en los últimos partidos de las grandes citas, sorprendió también en Melbourne Park. No es la primera ‘segunda juventud’ que demuestra Federer, a un partido de agrandar su histórico palmarés a 18 títulos de ‘Grand Slam’.



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