Cálida y emotiva estadía de Roger Federer en Brasil





Roger Federer - Maria Esther Bueno

Roger Federer junto a la legendaria «Reina» del tenis de Brasil Maria Esther Bueno. (Foto Gillette Tour 2012)

En medio de altas temperaturas y calor humano, intercambió camisetas con Pelé, jugó fútbol en una favela y hasta enfrentó a una de las leyendas del tenis mundial, así se puede resumir la presencia de de Roger Federer en Brasil.

Desde el pasado jueves, cuando el máximo ganador de títulos de Grand Slam desembarcó en Sao Paulo para disputar una serie de partidos de exhibición junto a otras grandes figuras del tenis mundial, el número dos del mundo no hizo siquiera una pausa en el país cuyos «fans» describió como «los más cálidos» que nunca encontró.

Fueron cinco intensos y calurosos días, que incluyeron degustación de frutos exóticos y afrodisíacos, tenis ante ídolos brasileños y partidos de fútbol con niños de una favela paulista, el suizo Roger Federer hizo realidad su «sueño» de estar en Brasil.

«Vi personas llorando por verme. Eso pasó otras veces, pero aquí más que en cualquier otro lugar», dijo en medio al torbellino de actividades el tenista de 31 años, que ya conquistó 74 títulos y estuvo en el primer lugar del ranking mundial durante 302 semanas.

En un intento por retribuir la «calurosa» acogida, por las altas temperaturas y efusivas muestras de admiración,  fueron el marco del pasaje de Federer por Brasil, el suizo firmó autógrafos en toda clase de objetos, desde pelotas de tenis, camisetas, gorros, libros y en centenares de fotos que se tomó con los aficionados, sin perder ni por un momento su característica sonrisa, mezcla de simpatía y timidez.

El viernes, el tenista visitó la favela de Paraisópolis, donde asistió a la final del Campeonato de Fútbol de la CUFA (Central Única de las Favelas) y remató unos penales junto a los niños de la barriada en una chancha de fútbol sala.

Después, y sin mostrar cansancio, enfrentó dos animados «minipartidos» de tenis con «su» ídolo, el brasileño Gustavo «Guga» Kuerten, y con la legendaria «reina» del tenis de Brasil, Maria Esther Bueno. «Ella venció 19 torneos de Grand Slam (sumando singles y dobles) y todavía juega maravillosamente bien», se asombró Federer tras jugar con Bueno, de 73 años.

Ayer, antes del gran partido de exhibición ante el francés Jo-Wilfried Tsonga, el suizo «se midió» ante la estadounidense Serena Williams, en una improvisada cancha armada en la entrada del famoso Museo de Arte de Sao Paulo (MASP).

Tras el partido de unos diez minutos que paralizó virtualmente el centro de la gran ciudad, Federer jugó con niños «aprendices» de tenis que participan de un programa social, y expresó su deseo de que su estadía los «inspire» a seguir sus pasos. «Quién sabe si, en el futuro, ellos jugarán el circuito representando a Brasil. Definitivamente, ésta es una de las razones de que estemos aquí», afirmó.

Por último, en el clímax de su visita a Brasil, Federer tuvo el «hornor» de conocer a «una leyenda»: el «Rei» Pelé, con quien intercambó camisetas autografiadas y a quien demostró inmensa admiración, y cerró con un triunfo «en casa» el choque ante Tsonga, en un Ibirapuera en el que cerca de 10.000 «rogeristas» lo alentaron a lo largo de todo el encuentro: «Olé, olé, olé, olé, Roger, Roger».



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